En pura tinta y papel, adornar la realidad de variaciones no cancela su debatible verdad.
Entonces tengo que pretender que no es y que con un poco de esfuerzo y disimulo, tal vez una sonrisa, se puede sobrepasar.
MIERDA.
No me da la gana de pasarle un paño tibio a las cosas, sonreír como nena buena y virar la cara. Qué se enteren que me hinchan los ovarios y que NO me voy a quedar callada si me molesta. ¿Por que hacerlo?
Si esto no va a evitar que sigas regodeandote en la mierda que sale de tu boca.
Si de todas maneras vas a tratar de justifica la manta de inseguridades que cargas bajo el brazo, o si alegas que las millas entre pelvis y pelvis han causado niveles exhorbitantes de agonía, entonces la respuesta no es un alto.
Siempre se busca la manera mas fácil de salir del reguero, la manera que te haga sentirte menos culpable por las múltiples fracturas que causaste a otro cuerpo;
o las heridas que ahora ya no sangran pero están ahí, expuestas y abiertas, y que con los dedo continuamente exploras.
Es la necesidad de sentir al otro.
Necia necesidad de sentir.
Váyanse al carajo mano.
Comments